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Viajes de incentivos: la recompensa que puede mejorar tu empresa

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Un tiempo de ocio fuera de la oficina. Unos días compartiendo actividades lúdicas y culturales en un contexto que permite estrechar lazos. Una ruptura de lo cotidiano que refuerza el compromiso y fomenta la creatividad de las personas. En ocasiones, el crecimiento de una empresa puede proceder de una recompensa como la que proporcionan los viajes de incentivos. Un fenómeno por el que cada vez se está apostando más. 

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¿Qué son los viajes de incentivos?

Los viajes de incentivos son una recompensa, un premio que no solo puede ir dirigido a los empleados, sino que también puede extenderse a los clientes. Consiste en una actividad planificada que puede vincularse a acciones culturales, de ocio o deporte donde se busca mejorar la cohesión grupal y las relaciones interpersonales. 

Lo más habitual suele ser que los viajes de incentivos se organicen después de obtener un buen resultado o una mejora en la productividad laboral. Es una forma de mostrar agradecimiento a las personas que lo han hecho posible. Con el desarrollo de los valores intangibles cada vez está más claro que la motivación de los empleados ya no se consigue por las mismas vías que lo hacía en el pasado. La recompensa de un viaje de incentivos es muy valorada por las nuevas generaciones y contribuye a reforzar el compromiso laboral. 

¿Qué beneficios aportan a tu empresa?

¿Eres el responsable de un equipo y te gusta cómo suena la idea de los viajes de incentivos? Mira con detalle los siguientes beneficios que te pueden ofrecer: 

  • Aumenta la motivación en el trabajo, ya que la recompensa hace que los trabajadores se sientan más valorados.
  • El tiempo compartido refuerza los vínculos entre los diferentes departamentos
  • Se genera un recuerdo positivo que va asociado a la empresa o marca. 
  • Mejora el trabajo en equipo. 
  • Incrementan la productividad y pueden ser una fuente de generación de nuevas ideas o proyectos de mejora. 
  • Ayudan a retener, y atraer, el talento. 
  • En un momento donde la salud mental en el trabajo es un tema cada vez más comentado, los viajes de incentivos son una oportunidad para reducir el estrés y ofrecer a los trabajadores unos días de desconexión. 

Ejemplos de viajes de incentivos

“Los ratos de ocio son la mejor de todas las adquisiciones”, es una cita que se atribuye al filósofo clásico Sócrates y que parece apropiado para los viajes de incentivos. En ellos el ocio es fundamental, aunque este puede organizarse de varias maneras. 

  • Ejemplo 1: una opción muy habitual son las visitas culturales. En este caso, se apuesta por visitar algún lugar de interés que permita a los trabajadores hacer visitas guiadas a lugares con mucha historia. Son fáciles de organizar y su coste no es muy elevado. 
  • Ejemplo 2: otra opción es apostar por el lujo, el relax o la estancia en algún lugar paradisiaco. Esta sí que tiene un coste un poco más elevado. La estancia en un hotel de muchas estrellas o en algún resort exclusivo son algunas de sus fórmulas. 
  • Ejemplo 3: más centrados en hacer comunidad, otra tipología de los viajes de incentivos es el desarrollo de actividades. Ya sea al aire libre, paseando entre montañas, en espacios cerrados u organizando algún tipo de deporte en grupo, este tipo de viajes son los ideales para mejorar la cohesión grupal. 

Obviamente, las opciones presentadas no son excluyentes y se puede organizar un viaje que incluya todo lo mencionado. Lo importante es que los viajes de incentivos sean creativos y divertidos para que cuando acaben los participantes puedan exclamar: “¡ha sido una experiencia única e inolvidable!”

Cómo planificar tu viaje de incentivos

Como todo viaje, este también conlleva su tiempo de planificación. La empresa que quiera apostar por un viaje de incentivos debe concebirlo como un pequeño proyecto. Para ello, deberá elaborar un plan detallado en el que se impliquen los diferentes departamentos y profesionales y que haga que el viaje esté en línea con la visión, los valores y los objetivos de la organización. 

Algunos elementos vitales en la planificación de un viaje de incentivos son: 

  • Conocer los gustos, las preferencias y las características de los participantes y tomarlas muy en cuenta para decidir el destino y el tipo de actividad. 
  • Evaluar los costes que la empresa está dispuesta a acometer. 
  • Buscar un equilibrio entre las actividades de ocio y aquellas otras que puedan estar más vinculadas al negocio.
  • Cuidar mucho que el viaje de incentivos resulte novedoso y atractivo o, de lo contrario, perderás los posibles beneficios asociados. 

Este último punto sirve de advertencia para indicar que la mera realización del viaje de incentivos no garantiza su éxito. Hay que tener cuidado y no cometer ciertos errores como caer en una mala planificación, elegir actividades que no motivan a los participantes o desarrollar un calendario que no parezca tiempo libre ni de ocio. 

Apostar por un viaje de incentivos puede ser la vía para mejorar tu empresa. Puede que tus trabajadores queden tan satisfechos que sus publicaciones en redes sociales sean la mejor campaña de comunicación de tu marca o que tus clientes te ofrezcan un gran contrato después de participar en las actividades organizadas. Los viajes de incentivos pueden ser toda una herramienta de marketing. 

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