¿Crees que tu negocio es rentable porque genera más ingresos que gastos? Es posible. Sin embargo, ¿le has restado a esos ingresos los impuestos e intereses, por ejemplo? Existen diferentes formas de calcular la rentabilidad de una inversión y su uso es clave para determinar la buena marcha de la empresa y, sobre todo, establecer estrategias eficaces.
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ROI, ROE y ROA son los indicadores más usados para este cómputo. ¿Sabes qué mide cada uno de ellos? ¿Qué parámetros tienen en cuenta? ¿Y qué conclusiones vas a poder obtener a partir de cada KPI? Te explicamos cómo analizar la viabilidad de tus proyectos empresariales desde diferentes perspectivas.
¿Qué es la rentabilidad de la inversión?
Cuando hablamos de rentabilidad de la inversión, nos estamos refiriendo a la capacidad que tiene una empresa de obtener un beneficio de las acciones puestas en marcha. Es decir, tu negocio será rentable si los ingresos que obtienes son superiores a tus costes y viceversa. Esto lo puedes aplicar tanto a la empresa en su conjunto, como a cada una de las inversiones que lleves a cabo.
Por tanto, calcular la rentabilidad de una inversión es clave para cualquier proyecto, ya que te va a permitir saber si el esfuerzo está siendo recompensado y debes mantener la medida o, si por el contrario, no está siendo rentable y, en consecuencia, debes abandonarlo o, al menos, reformularlo. Digamos que esta información responde a la pregunta “¿Merece la pena?”.
Por ejemplo, imagina que estás produciendo al máximo de tu capacidad y tus ventas rondan los 50.000 euros. Para mejorar tus resultados, decides contratar a un trabajador más, lo que requiere una inversión de 2.000 euros mensuales en concepto de nómina y seguros sociales. ¿Ha sido una buena estrategia? Si los ingresos del negocio pasan de 50.000 a 60.000 euros, estás percibiendo 8.000 euros más gracias a la nueva contratación; si las ventas solo ascienden a 51.000 euros, estarás perdiendo 1.000 euros cada mes.
¿Cómo calcular la rentabilidad de la inversión?
Para determinar la conveniencia o no de un proyecto debes usar ratios de rentabilidad, que no son más que fórmulas matemáticas que te permiten conocer con exactitud cuál es la marcha de tu empresa a nivel financiero y desvelar si tus proyectos son eficientes en la obtención de beneficios.
Todas ellas requieren que analices tu situación de partida, es decir, el P&L o balance de gastos en ingresos de la empresa, así como el coste de la inversión y los resultados cosechados tras el proyecto. Ahora bien, a la hora de calcular la rentabilidad de la inversión puedes basarte en diferentes parámetros. Así, según las partidas del balance de ganancias y pérdidas que utilices, alcanzarás diferentes resultados. Esto es importante, porque incluso pueden dar conclusiones muy dispares. Por ejemplo, tu negocio puede resultar rentable si comparas los gastos dedicados a producir el bien o servicio con los ingresos recibidos, pero quizá adviertas que sufre pérdidas si en el cómputo de la inversión incluyes un cálculo de costes en el que tengas en cuenta los gastos de personal, impuestos, intereses de bancos, amortizaciones, capital inmovilizado…
De ahí la importancia de conocer las diferentes ratios de rentabilidad y su significado para conseguir una imagen fidedigna de la eficiencia de la empresa. ¡Cuáles son?
¿Cuáles son las ratios de rentabilidad más usadas?
En el análisis económico-financiero de una empresa hay tres indicadores clave para determinar la rentabilidad:
- ROI (Return on Investment / Retorno de la inversión). Este parámetro va a permitirte descubrir qué ingresos has generado a partir de una inversión. Se obtiene dividiendo el beneficio bruto (antes de impuestos e intereses) por los activos totales, independientemente de cómo se hayan financiado o cuánto hayan supuesto para tu empresa. De este modo, te permite acceder a una panorámica general sobre la viabilidad de tus proyectos: si el resultado es mayor a 0, el retorno de la inversión se considera positivo y viceversa.
ROI= (Beneficios brutos / Activos totales) * 100
- ROA (Return of Assets / Retorno de los activos). Es lo que se conoce como rentabilidad económica. A diferencia del ROI, con él puedes identificar el rendimiento neto (una vez deducidos los impuestos e intereses) que obtienes a partir de tus activos totales. Este KPI se representa en forma de porcentaje; por ejemplo, si consigues un 10% de ROA significa has ganado 10 euros por cada 100 euros invertidos. Ahora bien, para que tu negocio pueda calificarse como rentable, el ROA debe ser superior al 5%. Tenlo en cuenta, porque muchas entidades financieras tienen en cuenta este valor a la hora de conceder financiación.
ROA= (Beneficio neto / Activos totales) * 100
- ROE (Return on Equity / Retorno del capital). Se trata del denominado indicador de rentabilidad financiera e indica qué tan eficaces son los activos de tu empresa para generar beneficios, es decir, te ayuda a conocer la capacidad que tiene tu negocio para generar valor para los accionistas en función de su inversión. Por eso, a diferencia del ROA, en el cómputo se tienen en cuenta solo los activos propios y, frente al ROI, el beneficio es neto, es decir, una vez deducidos todos los impuestos.
ROE= /Beneficios netos / Activos propios) * 100
¿Por qué es tan importante calcular la rentabilidad de la inversión?
Los datos de estas fórmulas pueden parecerte matices sin importancia, pero veamos con un ejemplo cómo varía el resultado a la hora de calcular la rentabilidad de la inversión con uno u otro indicador. Pongamos el caso de una pyme dedicada al sector de la construcción, que dispone del siguiente estado de cuentas anual:
- Activos totales: 100.000 euros:
- Propios: 70.000 euros procedentes de la inversión del empresario.
- Ajenos: 30.000 euros. Estos activos provienen de un crédito financiero y suponen unos intereses e impuestos finales de 5.600 euros.
- Ingresos: 60.000 euros
- Gastos: 43.000 euros.
- Beneficio bruto (antes de intereses e impuestos): 17.000 euros (Ingresos-gastos)
- Beneficio neto (tras intereses e impuestos): 8.400 euros (Beneficio bruto – 5.600 euros de intereses del crédito – 3.000 euros más de impuestos varios)
¿Cuál sería la rentabilidad en este caso? Aplicando las diferentes fórmulas, comprobarás que el resultado difiere notablemente.
- ROI= Beneficios brutos / Activos totales)*100= (17.000/100.000)*100= 17%
- ROA= Beneficios netos / Activos totales) * 100= (8.400/100.000)*100= 8,4%
- ROE= (Beneficios netos / Activos propios)*100= (8.400/70.000)*100)= 12%
De este modo, observando exclusivamente el ROI puedes pensar que por cada 100 euros invertidos, recibes un ingreso de 17 euros. ¿Está muy bien, verdad? Pero si te fijas en el capital propio, este rendimiento es solo de 12 euros por cada 100 y si, además, le restas impuestos e intereses, tu beneficio final se limita a 8,4 euros por cada 100, casi la mitad de lo que creías.
Esto no quiere decir que unos parámetros sean mejores que otros; simplemente te van a dar diferentes perspectivas del estado de tus cuentas. Pero es esencial que los conozcas y trates de calcular la rentabilidad de la inversión a partir de diferentes indicadores para que tu panorámica sea lo más real y amplia posible. Solo así podrás diseñar estrategias eficaces. Por ejemplo, quizá llevado por el buen resultado del ROI decidas embarcarte en la compra de una nueva sede que, con el ROA en la mano, no te puedas permitir.
Para ayudarte en este análisis económico-financiero, los software de CRM te facilitan el acceso a los datos actualizados de tu negocio. En concreto, con el CRM de Witei puedes tener a mano y en tiempo real cifras y estadísticas de tu empresa presentadas en nuestro dashboard de una forma intuitiva y útil para poder calcular la rentabilidad de tu inversión en cualquier momento y sin complejas operaciones.
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